escritora, periodista y crítica literaria

Sobre su obra

Enrique Alfaro Llarenas sobre El silencio de los bosques

Enrique Alfaro Llarenas sobre El silencio de los bosques

La pri­me­ra noti­cia de El silen­cio de los bos­ques me la dio la pro­pia Ceci­lia Urbi­na. Un día me habló de ella en un café. La nove­la no esta­ba escri­ta, pero Ceci­lia sabía muy bien lo que que­ría hacer. Me dijo: “Ste­ve  va al Lou­vre y no quie­re saber nada del cua­dro que mira: ni su nom­bre ni el del autor ni la téc­ni­ca emplea­da o la fecha de com­po­si­ción. Nada. Sólo quie­re obser­var los cua­dros. Así tam­bién los osos, los pája­ros, las pirá­mi­des, los árbo­les, los bos­ques. Mi per­so­na­je no quie­re saber y no quie­re con­ta­mi­nar­se con la infor­ma­ción que le dan otros, el mun­do, los libros. No pen­sé que ese pudie­ra ser el pun­to de par­ti­da de una nove­la. Me ale­gro de haber­me equi­vo­ca­do.

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Juan Antonio Rosado sobre El silencio de los bosques

Juan Antonio Rosado sobre El silencio de los bosques

Juan Antonio Rosado
artículo publicado en Siempre

Es refres­can­te leer una narra­ción flui­da, que nos atra­pa des­de el ini­cio por la pre­sen­cia de ele­men­tos de intri­ga. Una narra­ción así nos lle­va como un río y, en medio de la lec­tu­ra, borra las iden­ti­da­des “reales”, la del autor y la del lec­tor, para hacer­nos creer —divino enga­ño— que sólo exis­ten los per­so­na­jes y la tra­ma que recons­trui­mos. Enton­ces, cóm­pli­ces y miro­nes de lo que ocu­rre, nos ale­ja­mos de la “reali­dad” para lue­go retor­nar a ella de modo mucho más enri­que­ci­do. El efec­to ante­rior me lo ha pro­du­ci­do la últi­ma nove­la de Ceci­lia Urbi­na: El silen­cio de los bos­ques.

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De noche llegan

Susana Corcuera

“… en silen­cio hablá­ba­mos. Pacien­te y com­pa­ñe­ra era la noche, aman­te y cóm­pli­ce la mon­ta­ña”. Al leer la fra­se del sub­co­man­dan­te Mar­cos que sir­ve de epí­gra­fe a De noche lle­gan me ima­gi­né a Ceci­lia encon­trán­do­se con ella por pri­me­ra vez, hace muchos años, cuan­do su men­te empe­za­ba a fra­guar el pro­yec­to de la nove­la que aho­ra Felou reedi­ta. Segu­ra­men­te las pala­bras del sub­co­man­dan­te la trans­por­ta­ron a las sel­vas y, como bien sabe­mos quie­nes hemos segui­do su tra­yec­to­ria, Ceci­lia no pue­de resis­tir a su lla­ma­do, como tam­po­co se resis­te a una bue­na dis­cu­sión polí­ti­ca o lite­ra­ria. ¿Cómo no sucum­bir ante un per­so­na­je como Mar­cos, apa­sio­na­do por esos mis­mos temas? ¿Cómo dejar pasar la opor­tu­ni­dad de inter­nar­se con él en un uni­ver­so que, al igual que el de Los pasos per­di­dos de Car­pen­tier, se des­va­ne­ce con cada tem­po­ra­da de llu­via?

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La ruta de las palabras: la imaginación de Cecilia Urbina

La ruta de las palabras: la imaginación de Cecilia Urbina

Los artícu­los que se inclu­yen en la pre­sen­te colec­ción repre­sen­tan un inten­to de eva­luar la obra narra­ti­va de Ceci­lia Urbi­na y de empe­zar un diá­lo­go sobre esta auto­ra que la crí­ti­ca y los lec­to­res empie­zan a des­cu­brir.

CONTENIDO

Reconocimientos

El mundo de Cecilia Urbina. Una introducción

  • Manuel F. Medi­na y Dou­glas J. Weather­ford

Cecilia Urbina en sus propias palabras

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Un gringo en Chiapas

Federico Patán

De noche lle­gan es el segun­do libro narra­ti­vo que publi­ca Ceci­lia Urbi­na este año. La razón, des­de lue­go, es de tiem­pos edi­to­ria­les y no de exce­sos en su pro­duc­ción. Por otro lado, ambos tex­tos son rela­ti­va­men­te bre­ves, en espe­cial el que me ocu­pa hoy. No sé, des­de el lue­go, cuál pre­ce­dió a cuál en la escri­tu­ra, pero el ante­rior –La ima­gi­na­ción de Roger Donal– pre­sen­ta­ba algu­nas debi­li­da­des narra­ti­vas que éste no pade­ce.

Por prin­ci­pio de cuen­tas, la tra­ma. La de este libro me resul­ta nove­do­sa y bien urdi­da. Su ini­cio en un pun­to crí­ti­co atra­pa de inme­dia­to la aten­ción y la car­ga dra­má­ti­ca no dis­mi­nu­ye, aun­que se vea apa­ci­gua­da oca­sio­nal­men­te por esce­nas don­de un bien­ve­ni­do res­pi­ro ocu­rre. He aquí lo suce­di­do: tras vein­te años de ausen­cia, una mujer, (Megan) reapa­re­ce en la vida de Frank, para soli­ci­tar­le que se inter­ne en las sel­vas de Chia­pas y res­ca­te a su hijo, Tim, quien se ha uni­do a los zapa­tis­tas. Así de sen­ci­llo, que no de sim­ple. Al prin­ci­pio de la nove­la Frank se encuen­tra ya en la sel­va, tras su encuen­tro con Tim, y el res­to de la his­to­ria lo vamos cono­cien­do median­te esce­nas retros­pec­ti­vas.

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La seducción narrativa en ‘Un martes como hoy’ de Cecilia Urbina

Manuel F. Medina
Department of Classical & Modern Languages
University of Louisville

El talen­to como narra­do­ra de Ceci­lia Urbi­na se ha ido acre­cen­tan­do con cada nue­va nove­la publi­ca­da, como lo ates­ti­guan sus últi­mas entre­gas, La ima­gi­na­ción de Roger Donal (1998) y De noche lle­gan (1999), que pre­ce­die­ron a Un mar­tes como hoy  (2004).

Un mar­tes como hoy sur­ge como ejem­plo adi­cio­nal de su des­tre­za narra­ti­va. Con­tie­ne dos ele­men­tos carac­te­rís­ti­cos de toda su obra: lec­to­res y via­je­ros ensu fun­ción diná­mi­ca de lec­to­res que via­jan o via­je­ros que leen. Un mar­tes como hoy ver­sa sobre dos her­ma­nas, Cami­la y Már­ga­ra, y David Mas­­ters-Itu­r­­be, todos de ascen­den­cia mexi­ca­na, que se cono­cen explo­ran­do la Cam­bo­ya post-Pol Pot. Su inter­ac­ción par­te de una seduc­ción sutil basa­da en la atrac­ción que des­pier­ta David en las her­ma­nas y vice­ver­sa. David apa­re­ce como un per­so­na­je ajeno a su entorno: tocan­do el piano, ves­ti­do impe­ca­ble­men­te, lleno de vida. La atrac­ción físi­ca ini­cial indu­ce pron­to a un jue­go de seduc­ción don­de los per­so­na­jes se cuen­tan his­to­rias para impre­sio­nar­se mutua­men­te. A los lec­to­res se nos atra­pa en este jue­go y con­ti­nua­mos explo­ran­do el libro en pro­cu­ra del desa­rro­llo y des­en­la­ce de los rela­tos que narran los per­so­na­jes y de su pro­pia his­to­ria. Resul­ta fas­ci­nan­te leer cómo los pro­ta­go­nis­tas, aun­que ple­na­men­te cons­cien­tes de los tru­cos emplea­dos por los rela­to­res, al momen­to de escu­char­los sus­pen­den su escep­ti­cis­mo. Y no pue­den resis­tir­se a par­ti­ci­par en el acto de con­tar. Su via­je de explo­ra­ción por Cam­bo­ya, y lue­go Bali, se entre­te­je con las tra­mas de rela­tos inven­ta­dos. Los enig­mas suge­ri­dos por las estra­te­gias narra­ti­vas cons­ti­tu­yen la fuer­za motriz de la nove­la.

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