escritora, periodista y crítica literaria

De escritos y escritores. Ensayos

El ensa­yo, como géne­ro lite­ra­rio, es una aven­tu­ra esté­ti­ca ries­go­sa y teme­ra­ria de la que muy pocos salen airo­sos, y qui­zá, por ello, es cul­ti­va­do en mucho menor esca­la que los otros géne­ros. Sin embar­go, su atrac­ción radi­ca en que per­mi­te a su autor el pla­cer de escu­char su pen­sa­mien­to, sus refle­xio­nes valo­ra­ti­vas res­pec­to del tema selec­cio­na­do o en rela­ción con la obra de crea­ción de otros, con­vir­tién­do­se esta últi­ma tarea inter­pre­ta­ti­va en un ver­da­de­ro ejer­ci­cio de recrea­ción, en algu­nos casos supe­rior al de la obra ori­gi­nal ana­li­za­da.

El pre­sen­te volu­men reúne algu­nos tex­tos que espe­cu­lan (tal y como lo hace quien incur­sio­na en un terri­to­rio tan inasi­ble y elu­si­vo, como lo es la crea­ción lite­ra­ria) acer­ca de la lite­ra­tu­ra y sobre el diá­lo­go que el escri­tor man­tie­ne con su obra.

¿Qué le suce­de a la iden­ti­dad del indi­vi­duo cuan­do habi­ta dos espa­cios para­le­los, el geo­grá­fi­co y el inven­ta­do en sus libros? ¿Cómo se trans­for­ma el con­cep­to del tiem­po cuan­ti­ta­ti­vo en la reali­dad alter­na de la fic­ción? ¿Cuál es el domi­nio secre­to que la auto­cen­su­ra ejer­ce sobre la pala­bra y las ideas? Son algu­nas de las inte­rro­gan­tes que Ceci­lia Urbi­na se con­tes­ta a sí mis­ma y res­pon­de para sus lec­to­res en esta obra lumi­no­sa, median­te el aná­li­sis crí­ti­co de las obras de Nadi­ne Gor­di­mer, John Updi­ke, J. D. Salin­ger, Michel Tour­nier, Mar­ga­ret Drab­ble, Doris Les­sing, Álva­ro Mutis y Alfre­do Bry­ce Eche­ni­que, apli­cán­do­les sus cono­ci­mien­tos, su inte­li­gen­cia y una sen­si­bi­li­dad fres­ca, ale­gre y posi­ti­va muy gra­ti­fi­can­te.

Euge­nio Agui­rre


Los que nos dedi­ca­mos a la lite­ra­tu­ra pade­ce­mos un vicio inelu­di­ble: escri­bir acer­ca de los que escri­ben. Supon­go, sobre todo en el caso de los auto­res con­sa­gra­dos por la fama y el tiem­po, que la lite­ra­tu­ra sobre ellos pue­de lle­gar a ser  mucho más abun­dan­te que la suya pro­pia. Esta no es una carac­te­rís­ti­ca exclu­si­va de los lite­ra­tos; los pin­to­res hacen cua­dros ins­pi­ra­dos en otros, y los músi­cos com­po­nen pie­zas en home­na­je a un cole­ga muy admi­ra­do, o varia­cio­nes sobre temas cono­ci­dos. Se escri­be acer­ca de lo ya escri­to, e inclu­so se  logra escri­bir sobre lo que se ha escri­to acer­ca de lo que se escri­bió. Es posi­ble que haya pro­fe­sio­nes más obse­si­vas que otras.

Dice Pau­lo Frei­re: “el autén­ti­co acto de leer es un pro­ce­so dia­lec­ti­vo que sin­te­ti­za la rela­ción exis­ten­te entre cono­ci­mien­to-trans­for­ma­ción del mun­do y cono­ci­mien­to-trans­for­ma­ción de noso­tros mis­mos. Leer es pro­nun­ciar el mun­do, es el acto que per­mi­te al hom­bre y a la mujer tomar dis­tan­cia de su prác­ti­ca (codi­fi­car­la) para cono­cer­la crí­ti­ca­men­te, vol­vien­do a ella para trans­for­mar­la y trans­for­mar­se a sí mis­mos”.1. Si la lec­tu­ra per­mi­te cono­cer la prác­ti­ca con sen­ti­do crí­ti­co, el aná­li­sis de lo leí­do per­mi­te absor­ber­la inte­gral­men­te; al esta­ble­cer una dia­léc­ti­ca real median­te el enten­di­mien­to, la inter­pre­ta­ción, y por últi­mo las con­clu­sio­nes per­so­na­les, se logra inte­grar el pro­ce­so com­ple­to, tan­to de cono­ci­mien­to como de trans­for­ma­ción, al códi­go inte­lec­tual pro­pio, y así al tra­yec­to pos­te­rior. Este pro­ce­so cir­cu­lar es lo que per­mi­te al hom­bre ubi­car­se en el tiem­po y el espa­cio, com­pren­der los vira­jes de la his­to­ria, y dis­tan­ciar­se de la angus­tia pro­ve­nien­te de la infor­ma­ción indis­cri­mi­na­da que lo ena­je­na y lo aís­la del con­cep­to uni­ver­sal.

Ade­más de ser una nece­si­dad intrín­se­ca, y par­te de la defor­ma­ción pro­fe­sio­nal de los aman­tes de la lite­ra­tu­ra, el aná­li­sis de escri­tos y escri­to­res res­pon­de tal vez a esta urgen­cia de com­pren­sión como par­te del pro­ce­so dia­léc­ti­co del apren­di­za­je, y al pro­fun­do amor por los pro­ce­sos expe­ri­men­ta­les de acer­ca­mien­to a la men­ta­li­dad y la sabi­du­ría del otro. Este acer­ca­mien­to de orden indi­vi­dual es lo que per­mi­te a la lar­ga esos her­mo­sos flu­jos uni­ver­sa­les que uni­fi­can corrien­tes lite­ra­rias o artís­ti­cas a tra­vés del mis­te­rio­so correo de la cul­tu­ra.

Los tex­tos aquí reu­ni­dos res­pon­den a dos inquie­tu­des dis­tin­tas: la refle­xión sobre la lite­ra­tu­ra en sí, y el aná­li­sis de la obra de algu­nos auto­res. Este últi­mo no pre­ten­de ser exhaus­ti­vo; en muchos casos se limi­ta a la explo­ra­ción de un tema espe­cí­fi­co o a un momen­to den­tro de su carre­ra lite­ra­ria, como es el caso de la serie de Cone­jo de Updi­ke.